¿Ley contra la violencia o contra la libertad de expresión?


Matthew_Shepard

El jueves pasado la Cámara de Representantes de los EE.UU. aprobó por una amplia mayoría (281 votos a favor, entre ellos más de 40 republicanos, y 146 en contra, todos republicanos más 15 demócratas) la llamada Matthew Shepard and James Byrd Hate Crimes Prevention Act, una norma que, como en el caso del Código Penal español, endurece las penas por agresiones motivadas por la orientación sexual de la víctima. De este modo, la homofobia se equipara al racismo.

También los ataques a miembros de las fuerzas armadas, a minusválidos y a cualquier persona por motivo de su género (al contrario que en España, no hay distingos entre hombres y mujeres) se convertirán en delitos federales, esto es, perseguibles en toda la nación independientemente de dónde se hayan cometido.

Esta ley ha sido aprobada como acompañamiento al presupuesto del Departamento de Defensa pocos días antes del undécimo aniversario del asesinato de Matthew Shepard, un estudiante universitario de Wyoming secuestrado y torturado hasta la muerte (le destrozaron el cráneo a golpes) por dos jóvenes que fingieron querer ligar con él. Tras dejarlo en coma, ambos fueron a su casa para robar. En la actualidad cumplen cadena perpetua.

Poco después de la muerte de su hijo, los padres de Matthew crearon la fundación Matthew Shepard, una organización apartidista que lleva a cabo diversos proyectos educativos para contrarrestar los prejuicios y el odio contra personas basados en sus circunstancias personales. El más popular de ellos es una obra de teatro que se centra en las reacciones de los lugareños tras el asesinato. Recientemente han publicado un libro, The Meaning of Matthew, en el que relatan sus experiencias para sustituir el odio por el entendimiento, la compasión y la aceptación.

Antonio José Chinchetru informa de la oposición del líder de la minoría republicana, basada en el alto coste de la medida y en la amenaza que podría significar para la libertad de expresión, especialmente religiosa. Al igual que a los representantes del GOP que votaron a favor (uno de cada cuatro), estos argumentos me parecen débiles, aunque no totalmente infundados. Todo depende del uso que algunos quieran hacer de esta ley.

En principio, castigar con severidad todos los actos de violencia gratuitos es una buena noticia para todos. Uno nunca sabe cuándo puede convertirse en víctima de una agresión por motivos que escapan a su control, o que no, pero que no hacen daño a nadie. Desde este punto de vista, me parece un retraso que en EE.UU. que a una persona le den una paliza por ser mujer, subnormal o por tener pluma no se considere algo tan grave como un maltrato racista. En el fondo se trata de la misma amenaza contra una norma mínima de convivencia.

Sin embargo, existe el peligro de que la norma sea utilizada para acallar críticas molestas para algunos o para saldar cuentas pendientes. Sin duda, algunos abogados de litigios se estarán frotando las manos pensando en el dinero que ganarán representando a ofendidos de todo tipo. Supongo que más de uno ya estará preparando una campaña de márketing para crear demanda. Lo peor que podría pasar es que todos estos casos absurdos y gratuitos entorpecieran la labor de la justicia a la hora de perseguir a los auténticos delincuentes.

¿Dónde deben trazar la línea los jueces y los agentes federales a la hora de separar libertad de expresión y agresiones, o fomento de las mismas? Tal vez los incidentes acaecidos durante el funeral de Matthew proporcionen un criterio útil a la hora de discernir entre el uso legítimo de la libertad de expresión y un acto de guerra.

Mientras los familiares y amigos de Shepard despedían al asesinado, un grupo de manifestantes convocados por la iglesia bautista de Westboro en Topeka, Kansas, exhibía pancartas en las que se podía leer «Matt Shepard se pudre en el infierno», «El SIDA mata a los maricones» y «Dios odia a los maricas».¿Podríamos considerar estas manifestaciones un acto de apología del delito? Si así fuese, ¿es importante tener en cuenta las circunstancias en las que se realizan? En definitiva, si se afirma que dios odia a los maricas, ¿implica esto que el deber de todo creyente que quiera cumplir la voluntad de dios consiste en eliminar a estos seres de la faz de la tierra? La respuesta a estas y otras preguntas nos la proporcionará la jurisprudencia norteamericana en los próximos años.

chuecadilly@yahoo.es

7 Respuestas a “¿Ley contra la violencia o contra la libertad de expresión?

  1. Arnaldo Otegi??? Chico,soy homosexual pero me decanto por el integrista nazicatólico.Por lo menos él es coherente.Arnaldo respeta más a los homosexuales que tú y todas tus amiguitas fachimoñas juntos.Eso sí,no condena la muerte de fachas…

  2. «De este modo, la homofobia se equipara al racismo.» Es decir, que la censura social y moral de un conducta sexual -tradicionalmente reprobada- se convierte en un ilícito idéntico a quiens niegan la dignidad humana de diversas razas. Absurdo y extraño. Lo de absurdo creo que se infiere sin mayor detalle: el racismo no es discutible, la dignidad del ser humano no procede de sus rasgos, ni de su piel, que además, no elige. Lo de extraño porque yo entedía que el gayworld había defendido de siempre que las conductas de alcoba, alli quedan. ¿A que entonces esto de airear -aunque sea penalmente- la predileción de nadie por el monfloreo? Viva el pensamiento único; se empieza por noticias como ésta y se termina con Conce Pumpido rastreando mi IP por mi postura tradicional. Al tiempo.

    • Si por censural moral y social te refieres a ir por ahí con bate de béisbol a pegar a los maricones, no me parece absurdo ni extraño, pero eso es cuestión de gustos, claro, y de aquello que te guste hacer en tu tiempo libre. Gente como tú debería dejarse de tonterías y pedir una entrevista con Arnaldo Otegui.

      • Patético, Margol, patético. Literalmente patético. Para ti la discrepancia equivale a inscribirse como maltratador de mujeres, nazi, terrorista y similares. Vamos que eres todo un tolerante. Si te gusta la explicitud -empiezo a estar convencido- habré de ser claro: censura moral y social equivale a marginar, arrinconar no a torturar. Pero eso ya lo sabias lo que ocurre es que te resulta más cómodo desacreditar que razonar. Patético.

  3. El problema con las leyes es la diferencia entre el espíritu de la ley y la aplicación/interpretación que jueces y fiscales hagan de ella.

  4. Como siempre, o casi, los grandes contrastes ideológicos, legales y de pensamiento nos vienen de EE.UU.

    Aquí en Europa todo es mucho mas melifluo, mas nebuloso y enrevesado. Y casi siempre en beneficio de los mismos.

    John W.

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