Gaylandia en la España profunda


Como está harto demostrado, las crisis son épocas de grandes oportunidades en las que triunfan los mejores, aunque no sé si la creación de disneylandias gays
como la propuesta por el alcalde del PP de la localidad malagueña de Moclinejo pasará a la historia de la economía librecambista como una de “las diez iniciativas que cambiaron el mundo tras el 11-S”. Sin embargo, quién sabe si el señor alcalde terminará protagonizando la portada de la revista Forbes o suscitando el interés de Donald Trump, el tiburón inmobiliario de Manhattan.

De momento, y para mi sorpresa, tras una mini encuesta no científica entre varios amigos maripeperos a golpe de sms, la idea parece estar siendo bien recibida, si bien alguno ya exige “descuentos para afiliados”. Digo lo de sorpresa porque comparar el proyecto con el barrio gay de Manchester me parece una ordinariez, aunque hay lugares todavía más horteras, aunque mucho más divertidos, como Playa del Inglés. Puestos a pedir, yo me inclinaría por una combinación de Sitges y West Hollywood, que creo es lo que más le pega al pueblo, ubicado en un marco francamente incomparable, sobre todo para el cruising, es decir, el folleteo al aire libre que este verano invade la península entera desde Santander (lo contaba David Gistau en El Mundo el mes pasado) a Punta Umbría. Ahora bien, exijo al consistorio que haga todo lo posible por la conservación del medio ambiente, ya que sospecho que el látex y otros materiales utilizados para las prácticas amatorias no son precisamente biodegradables ni eco-friendly.

Tras el entusiasmo demostrado por mis amigos del sanedrín rosa pepero, que dirían los tramontanos, cualquier queja u objeción está condenada al fracaso, así que más me vale apuntarme al carro, o montarme en el tren antes de que parta sin mí. Sólo ruego a los habitantes del pueblo que no hagan caso de la imagen de los gays transmitida por los canales de televisión y a la que tantos homosexuales
se prestan. Es que ellos viven de soltar pluma, pero los demás no. Que no les
ocurra como al amigo de un amigo de, que celebró su cumpleaños en un restaurante del consell de Menorca y todavía lo lamenta. Resulta que los empleados de la casa, al nterarse de la tendencia afectivo-sexual del homenajeado, decidieron dar el do de pecho y ataviaron a uno de los camareros con un conjunto que ellos consideraron apropiado para la ocasión. El mozo también puso de su parte realizando algún que otro contoneo y exhibición de bíceps. Según me cuentan, el bochorno tanto del homenajeado como de algunos de sus invitados, fue mayúsculo.

Así  qe les ruego que nada de “calabacines fálicos” ni cosas por el estilo, porque
más que atraer a los gays para enjuagar la deuda contraída por los
sociatas, se convertirán en el hazmerrerír de España entera. Contraten a unos
buenos asesores, por ejemplo Nacho Montes, árbitro de la elegancia y el
glamour, y Enrique Sarasola, espíritu empresarial en estado puro, y gente así.
Nada de mariprogres de Chueca que enrarezcan el ambiente del pueblo pidiendo
subvenciones o intentando monopolizar el negocio con prácticas mercantilistas ni ordinarias como la que he visto hoy en la playa La Mar Bella de Barcelona
luciendo un bañador con la bandera de la Unión Soviética y las letras “CCCP”,
una afrenta intolerable para todos los inmigrantes de Europa del Este –como lo
vea el libero-independentista Salvador Sostres lo expulsa de Catalunya por
mamarracha, y con razón– y que sea lo que dios, San Sebastián y Oscar Wilde
quieran. Como dije antes, en época de crisis mentes, ideas, cuerpos y corazones
libres. Ahora más que nunca, Mariano for President. Con tres más como el
alcalde de Moclinejo en su partido, de esta crisis salimos todos, queramos o
no.

chuecadilly@yahoo.es

4 Respuestas a “Gaylandia en la España profunda

  1. ya no apareces en la web de periodistadigital

    nadie te quiere

  2. Supongamos:
    Restaurante tal, aclara que se trata de un restaurante para heterosexuales, prohibirá el color rosa y los village people.

    Imaginemos ahora a ciertos colectivos empezar a sacar espumarajos rabiosos por la boca, llamando a la no discriminación por orientación sexual, a la grave discriminación que ello supone, etc, etc, ya se saben el cuento.

    En España, diríase que siempre hay espacio para un tonto más. ¿Es esta la forma de integrarse del colectivo gay? ¿creando gettos solo para ellos?. ¿Es acaso un pueblo pintado de rosa y adornado con ridícula parafernalia lo que considera un gay normal?.

    Redios….

  3. ¿Y qué van a hacer con los garrulos del pueblo? Quizá algún otro alcalde de la comarca este pensando convertir su pueblo en «Garrulandia».

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