El desafío de Santi Navajas (las voces más sexys de España)


Hace unos días Santiago Navajas me desafiaba desde Libertad Digital a que revelase cuál es en mi opinión la voz masculina más sexy de España. Se refería a un artículo en el que contaba mis experiencias durante la presentación del último poemario de Iñaki Ezkerra, que corrió a cargo de  Jesús Ferrero -segunda voz masculina más sexy- y Victoria Longares, actriz, escritoria y activista de Ciudadanos.

Pues bien, aquí tiene Santi la respuesta. Para ello he pasado un buen rato en www.eldoblaje.com, una página dedicada al doblaje, en busca de algunos de mis personajes favoritos de las series que he visto el último año. Les recomiendo la visita a El Doblaje, donde seguro lo pasarán de maravilla averiguando quienes se esconden tras sus voces favoritas, aunque les adelanto que más de un@ sufrirá alguna amarga decepción al comprobar que aq menudo la voz no tiene nada que ver con el resto del físico. Recuerdo el día en que vi al divino José Luis Pérez de Artega in the flesh. What a shock!

Aquí ti tienen un ranking apresurado:

1. Como comenté en el blog de Navajas, Jesús Maniega, la voz de Semir, el protagonista de una serie alemana de policías titulada Alerta Cobra, emitida por Cuatro. Fino, sensual y viril al mismo tiempo. Tierno y sensible pero sin caer en la cursilería. Escuchándolo a uno le entran ganas de abrazar a alguien.

2. Cholo Moratalla. Convertir a Michael Scofield, el protagonista de Prison Break, en un personaje interesante a pesar de Wentworth Miller, una reinona fría e hiperventilada como una estrella del porno o un fuelle de fragua, es una proeza. En su versión original, Michael es insoportable. En castellano, resulta adorable.  Cholo ha hecho un trabajo de auténtico alquimista, y a mí me pone a 100.

3. Por su falta de acento y su elegancia: Víctor Martínez, con secundarios encantadores como Stooie de Hairspray, Oto de El ala oeste de la Casa Blanca y Art de Harvey Milk. Envolvente y versátil. Lorenzo Beteta, la voz del doctor Wilson, el amigo de House. Ha conseguido plasmar a la perfección la dulzura y ese aire de marriage material del personaje en su versión original. Top of the range.Y por último, Eduardo Jover, que encarna a Michael Scott, el protagonista de The Office. No se puede hacer mejor con un personaje aparentemente tan simple y poco atractivo pero por otra parte tan interesante. Igual de gracioso que en la versión original.

Y ahora me pueden llamar hortera o incluirme en la nómina de los todólogos del reino, esos que hablan de todo pero no saben de casi nada. Pero antes, y en otro ejercicio de vanidad, engreimiento y vanidad intolerables, les invito a releer el texto que provocó el desafío de Navajas: Iñaki Ezquerra o la venganza de Lesbos, con un subtítulo adicional: Cuando el Foro Ermua era algo.

Un grupo de habitantes de la ínsula de Lebos ha denunciado, entre gritos de «¡Lesbianas, y a mucha honra!» y «¡Las lesbianas se casan con hombres!», a una organización de gays y lesbianas griegas. Les piden que no usen The L Word, porque les pertenece y porque en su isla hay de todo, como en botica. Mal le deben de ir las cosas al Gobierno heleno para que recurra a una cortina de humo semántica, aunque al menos allá respetan el diccionario. Aquí, hasta ZP ha perdido la inspiración y languidece por los pasillos monclovitas inventando palabros para la ministra rubia.
El conflicto lésbico se veía venir. Lo había pronosticado el sociólogo Amando de Miguel en marzo del pasado año, cuando escribió: «No me parece justo en atención de los habitantes de Lesbos o Mitilene. En realidad, la tal Safo nació en el pueblo de Eresus, al sur de la isla, donde también vio la luz Teofrasto, el discípulo de Aristóteles. No creo que, por esa razón, los sucesores de Aristóteles deban ser llamados lesbianos. Las discípulas de Safo bien podrían llamarse safistas«. O quizá sáficas, como los versos de la misma autora. En todo caso, la afrenta al colectivo me parece un asunto de tal gravedad que no comprendo cómo las miembras del Ejecutivo español no se han puesto en pie de guerra. A estas horas Bibiana Aído, sus compañeras y el consejero de Cultura de Madrid, Santi Fisas, generoso mecenas de los fastos del Orgullo 2008, deberían estar volando rumbo a Lesbos para poner fin al desaguisado y restablecer la concordia y la igualdad. Para eso pagamos impuestos, digo yo.
Propongo que sean los poetas, y no los políticos, quienes zanjen la cuestión. Mi César Antonio Molina, ministro del ramo y hombre lesbiano (dícese del heterorro dandy con pintilla de gay que recurre a la languidez para ligarse a la más guapa), haría bien tomando cartas en el asunto y creando una comisión ad hoc presidida por el no menos lésbico e igual de afortunado en amores Iñaki Ezkerra. Méritos le sobran a mi vizcaíno favorito, que hace unos días presentó en Madrid el libro de poemas A tu lado en Islandia, un opúsculo maravilloso con fantasías juveniles (ese «Primer amor» dedicado a una monja es simplemente delicioso), amores tardíos (porque quiero tu cuerpo envejeciendo en el día y la tarde… Y acostarme contigo es recorrer con fascinante vértigo todas tus edades) y noctambulismos impenitentes:
Quizá el alcohol
o la onírica lógica de la madrugada,
la oscuridad maligna de aquel pub mitológico
que todos frecuentábamos,
la neurosis que allí imponía el jazz.
No sé quién o qué le otorgaría ese papel
de obsceno Vigilante presto a fiscalizar
los besos, las caricias, la sonrisa alelada
que ella me dedicaba o le dedicaba yo…
Menos lírica y más cotilleo, pensarán ustedes; así que les cuento que la presentación corrió a cargo de Jesús Ferrero, cuyas palabras acarician como el olor de la madera de sándalo. A mi juicio, Jesús posee la segunda voz masculina más sexy de España (otro día les contaré quién es mi medallista de oro) y un look arrebatador, aunque su gesto de pocos amigos disuade cualquier aproximación. Mucho más afable se mostró el gran Montoro, de La Razón, el cartunistaespanglish– más talentoso del país y el único que no es antisemita. Además, tiene unos ojos verdes peligrosísimos, eficaz arma de seducción masiva que, para regocijo de su esposa, sólo le vale con los hombres, a quienes parece ser gusta mucho.
Contaba Montoro que una noche fue a un disco-pub medio gay y que allí conoció a un chico que le cayó muy bien y a quien repetía constantemente: «Yo te conozco de algo». Se pueden figurar la reacción del rapaz, rendido a sus pies mientras el bueno de Borja pensaba: «¡Qué simpático!». La candidez del artista resulta absolutamente conmovedora, sobre todo si tenemos en cuenta que trabajó en Hollywood, donde tuvo la oportunidad de frotarse los hombros, que dicen ellos, con lo más granado de la mariprogresía internacional. Borja también es lesbiano, aunque ni él ni sus cinco retoños lo sepan. Ahí reside el éxito de su matrimonio, aunque su mujer no se lo haya dicho nunca (para eso estoy yo). Es la única explicación que le encuentro a su extraña afición a la serie Mujeres desesperadas (Amas de casa desesperadas, en la versión original en inglés).
Como todo el mundo sabe, los guionistas de las series de mujeres son casi todos hombres, y sus personajes, trasuntos machos sobre los cuales vuelcan anhelos insatisfechos y placeres prohibidos. En el caso de Sexo en Nueva York, las tendencias perrunas de las protagonistas desvelan una libido retrosexual a punto de estallar en cualquier callejón oscuro. Mujeres desesperadas representa todo lo contrario. Es el hombre de las cavernas que, harto de pasar frío, regresa a la cueva y le espeta a la parienta: «Mira, guapa, el próximo mamut lo cazas tú. Yo me quedo aquí cuidando a los niños, y si me aburro me dedico a pintar la pared». Desengáñense, amigos míos: el metrosexual fue un invento de cuatro maricas malas con deseos de revancha. El futuro pertenece al hombre lesbiano, reducto salvífico de un Occidente a la deriva. Dios los crea, las mujeres los persiguen y ellos se juntan en eventos parnasianos como el de Iñaki, reservados para una selecta minoría y no aptos para barbies aldeanas, aunque sean de Frúniz.
No pocas veces mis amigas libero-feministas me han achacado el exceso de estrógenos de Chuecadilly («Deja el rollo femino-cursi para el presidente»), así que por una vez obviaré a las chicas y seguiré con los lesbi-boys de la reunión ezkerrista. Por ejemplo Pablo y José, dos veinteañeros que trabajan como voluntarios en Foro Ermua y de quienes ya les hablé en otra ocasión. En ésta, José lucía una enternecedora imagen pop, que no poppy, inspirada por los chicos del grupo Saint Etienne, que, como su nombre indica, son un pandilla de pijos londinenses con rubia incorporada que practican una irónica mezcla de dance gentil y nostalgia tongue-in-cheek por los felices años de las presidencias de Eisenhower y John K. Kennedy.
Por desgracia, la ola de neofranquismo cutre disfrazado de progresismo que nos invade (el sublime Abel Arana lo denuncia en su blog en términos distintos, aunque la idea es la misma) hace que bandas como La Casa Azul, lo más cool del momento, sean derrotadas en sus aspiraciones eurovisivas por alguna aberración monclovita diseñada por Miguel Barroso –otro lesbiano de pro, aunque de estirpe diferente– para hacernos olvidar la crisis.
Como les decía al principio, temo que en las próximas fechas asistamos a una proliferación de cortinas de humo made in Ferraz y aledaños más espesas que la neblina de las discotecas de los 80 y más tóxicas que la cicuta. Si Dios no lo remedia, de aquí a poco terminaremos usando máscaras de gas de diseño. ¡Qué subidón!

chuecadilly@yahoo.es

5 Respuestas a “El desafío de Santi Navajas (las voces más sexys de España)

  1. La voz que yo siempre habría querido tener es la del doblador de Michael Caine. Es mucho mejor que la voz del propio Michael Caine.

    Un abrazo Luis, cuidate. Y otro para el bueno de Pablo.

    Ps. Vuelve a meterte con St. Etienne y te envío a mis padrinos

    • Me gusta mucho St. Etienne. Sólo me burlaba un poco. ¿Quién es Pablo?

      • Ya me imaginaba que por fuerza tenía que gustarte Sarah Cracknell. A Pablo lo mencionas en tu artículo. Es el chico del Foro. Un tio estupendo.

      • En uno de sus vídeos en youtube se puede leer una interesante debate entre quienes la adoran y los que decían que es el tipo de mujer que hace que un hetero se convierta en gay. La discusión me dejó atónito. No daba crédito a mis ojos. Pablo, es verdad, magnífico.

  2. Muy interesante este post, de verdad.

    John W.

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