Guido superstar

¿Quién será la próxima portada de la revista Zero? Supongo que sí, puesto que se trata del político gay desarmariado más importante de Europa -vicecanciller de Alemania y ministro de Asuntos Exteriores-. ¿Que no? ¿Que mejor que no lo sea así porque son capaces de llamarle de todo menos guapo? Qué mal pensados son algunos.

Como me decía una amiga la semana pasada, «a mí no me importa nada con quién se acuesta la gente, excepto mi marido». Sin embargo, es cierto que una parte fundamental del giro libertario que Westerwelle le dio a su partido incluye la defensa de los derechos civiles, esto es, la igualdad legal sin discriminación por razones personales, uno de los eslóganes más repetidos por los candidatos liberales y que el propio Guido reiteró en la noche electoral. Aunque a esta hora, las 07:38 de la mañana, algunos medios –Libertad Digital, El País– prefieren ocultar este asunto a sus lectores -ellos sabrán por qué- El Mundo y ABC sí, aunque con grandes diferencias. El diario de Pedro J. cuenta que en los últimos tiempos Guido no ha dudado en hablar de su vida privada y que la madre de su pareja se refiere a él como «mi yerno» –The Daily Telegraph revela que Guido también ha dicho que le gustaría tener familia, es decir, hijos-. En cambio, el periódico monárquico lo describe con un pie en el armario y otro fuera.

Por cierto, mientras escribo esto escucho a Federico Jiménez Losantos comentar la homosexualidad de Guido de forma positiva -no esperaba menos- aunque a renglón seguido compara la ley del aborto del Gobierno con Cuba y la Unión Soviética. Olvida mencionar un pequeño país en el que el aborto es libérrimo: los Estados Unidos. Curioso olvido. Poco después ha dicho que Ormaechea era alcalde Santander, y no presidente de Cantabría, y que la única Comunidad Autónoma que tenía el PP cuando llegó Aznar era Baleares, y no Castilla-León, Baleares y La Rioja, además de gobernar en Aragón con el PAR y en Canarias con el CDS. En fin, no dejes que la realidad te estropee un titular o una bofetada a Rajoy, aunque sea merecida. Y luego me preguntan por qué no suelo escuchar Esradio.

Sería ilusorio pensar que en los próximos meses el nuevo Gobierno alemán cerrará el Ministerio de Trabajo, bajará los impuestos a todos, reducirá los subsidios a las empresas, ampliará la libertad de elección de los padres a la hora de enviar a sus hijos al colegio de su elección, retirará las tropas de Afganistán, dejará an paz a las centrales nucleares y aprobará el matrimonio gay, o igualará en todo a los matrimonios con las uniones, como reza el programa electoral liberal que tanto gusta a algunos y que no menciona el aborto; ¿los mismos que, si el PP hiciese algo más de un fan español de Guido enviaría a Rajoy al mismísimo infierno? Me temo que sí.

Libertad de elección y responsabilidad, economía de mercado, derechos civiles y paz. Estos han sido los mantras que los liberales alemanes han repetido de forma machacona durante la campaña electoral. Y al contrario de lo que les ocurre con otros mal llamados liberales, el programa electoral es en general coherente con estos lemas.

¿Sería posible algo así en España? El sistema electoral y de partidos lo dificulta y la confusión reinante en el panorama mediático del centro-derecha lo desaconseja. Al Guido español lo crucificarían por nihilista y progre y lo quemarían en efigie en alguna manifestación los mismos que hoy se deshacen en halagos hacia el líder del FDP alemán. Como dije en mi primer post, hay una derecha que entiende, tanto de economía como de derechos civiles y responsabilidad, y otra que no se entera, o lo que es peor, que no quiere que los demás lo hagan.

chuecadilly@yahoo.es